La niña de los ojos cafés claros

Una vez una persona me dijo que mis silencios guardaban un luto que llevaba por dentro, y era así. Así que por si acaso me lees, aquí va mi respuesta...

En mi nota anterior "Empacando maletas" escribí sobre mi pueblo natal en el cual crecí en un ambiente más seguro y libre de salir a las calles a jugar, patinar o a la tienda de la esquina. Recuerdo que con mi hermana, vendíamos poporopos a los vecinos para hacer algo de dinero que nos gastábamos en helados.

A mis 5 años dejé la pacha; mis pachas favoritas eran las de Incaparina luego de llegar del colegio. Entraba a casa, tomaba mi mochila de cuero con un grabado grande que decía mi nombre CARMEN. Tiraba mi bolsón e iba a tomar mi pacha; la tomada recostaba en la cama de mis papás a ver televisión ¡era todo un manjar!; esta era mi rutina de todos los días (siempre he sido muy disciplinada con lo que me gusta pero de las pocas cosas monótonas que aceptaba y dejaba entrar a mi vida).

Amaba montar bicicleta que al ir creciendo, mi papá me enseño a manejar sin las dos rueditas a los lados, hasta que ese día inmediatamente aprendí a hacerlo, como que hubiera nacido para desafiar la gravedad de ese pedazo de acero que te podía botar sin resentimeinto y con 10 costras después. Roseaba el patio entero por horas de forma circular. Por ser una casa muy antigua los cuartos se encontraban alrededor, así que sin parar; practicaba todos los días y fui dejando la pacha por la bicicleta.

Siempre me gustaba subir árboles, trepar los pasamanos que sólo me sacaron cayos en las manos y fue motivo de chiste de mis hermanos y mi papá. Gracias a estas travesuras y el no hacerle caso a mi papá y hacerle más caso a mi rebeldía, caí un día desde una orilla de una construcción y me abrí la cabeza lo cual me costó 6 puntos sin anestesia y mucho enojo de mi papá.

Toda mi infancia estuvo llena de este tipo de aventuras, no importaba si estaba dentro de la casa y tenía que patinar por todo el pasillo y evitar los obstáculos de las gradas para pasarlos saltando o tratar de nadar con tapones ya que por una gran infección de oídos me tuvieron que operar y no poder hacerlo durante un buen tiempo, y de tanto cansancio de esperar, lo dejé.

Desde muy pequeña tuve muchos acontecimientos que pusieron en peligro mi vida, pero hoy no hablaré de ellos, hoy hablaré de un día que marcó mi vida para siempre pero que también me hizo ver al mundo, de una manera bizarra; con más bondad. ¡Al fin y al cabo, eso le falta al mundo!

Durante mi infancia, desde muy pequeña, muchos hombres trataron de abusar de mí. Recuerdo haber tenido un profesor que siempre con mis compañeras, nos sentaba en su regazo y nos abrazaba, quizás para nosotras era un profesor "cariñoso" pero ahora que lo pienso, no existe algo tal como eso. Otra vez fue un familiar algo lejano que empezaba con sus masajes en mi espalda  tratando de ser de nuevo "cariñoso" pero que al final, me hacían sentir muy incómoda.

Luego, un día, sucedió, lo que no le deseo a nadie. A mis 11 años de edad abusaron de mí una sola vez, y eso bastó para marcar el resto de mi vida de la mujer adulta que sería hoy. Bastó una sola vez para perder ese brillo de los ojos de inocencia; bastó una vez para perder esa sonrisa chispuda de inocencia de confiar que todo iba a estar bien; bastó una sola vez para que este acontecimiento marcara el resto de mis días. ¿Y saben cuál es la consecuencia del abuso? No es el abuso en sí, som las decisiones que tomas el resto de tus días porque decidís no sentir, decidís no pensar.

Muchos se preguntarán: ¿y dónde estaba Dios en ese momento?. Yo también me lo pregunté un tiempo y mi respuesta era: no lo sé, no podía saberlo, y tampoco necesito saberlo. He visto a Dios llorar conmigo, reír conmigo, o incluso reírse de mí. Pero aún no entiendo que sucedió esa noche; de lo único que tengo certeza es que este tipo de situaciones, como muchas otras mujeres han pasado, nos ayuda a saber que no estamos solas; nos ayuda a entender que debemos dar misericordia y perdón a las personas que nos han hecho este tipo de daño.

Hoy a mis 30 años de edad puedo escribir sobre ello, y no porque quiero dar lástima, o ser juzgada, sino porque aprendí que existe el perdón, y que es posible perdonar, que donde quiera que uno se encuentre, es posible encontrar el perdón.

El perdón nos hace ver a Dios de una manera diferente y que este tipo de situaciones no tiene que ver con Él, así que no dejó de importar seguirme preguntándome ¿dónde estaba Dios?. Sé que estuvo ahí conmigo llorando, sé que su corazón se le fue desgarrando de a poco, y que esto sólo fue una mala decisión que alguien quiso tomar, y a pesar de ello, no tiene nada que ver con lo que era en ese momento y lo que soy ahora.

Sé que muchas personas han pasado por algo similar o alguna situación aún más difícil. Pero este tipo de situaciones nos hacen ver que somos esa promesa de decirle al mundo que seguimos aquí de pie a pesar de las malas decisiones que las demás personas decidieron tomar. Somos esa parte que necesita transmitirle al mundo que podemos perdonar ya el mundo necesita ser curado, el mundo necesita de Dios.

Hoy quiero pensar que Dios estuvo exactamente ese día abrazándome; viéndome como la niña de los ojos cafés claros que se maravillaban por la existencia infinita de todo lo que había a su alrededor, y que al sonreír, era con Él.


<<No se requiere de valor para exponerse, se requiere de amor para que Dios sea expuesto.>>





Comentarios

  1. Que Dios te bendiga Carmen!!! Que siga llenando ese extraordinario corazón con su amor y su gracia!!!! Me encanta la forma en como juntas cada palabra para exponer el amor de Dios en tu vida y sobre todo por compartir tu historia, la cual es una muestra de valentía, perdón y un corazón restaurado y fortalecido con el amor de Dios! Un gran abrazo!

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    1. Gracias AnaLu por tus lindas palabras, a Él la gloria. Un abrazo de vuelta.

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  2. Te admiro muchisimo, sos una inspiracion y solo te pido que no te detengas. Creo que este blog puede ser el comienzo de algo fantastico, tanto para ti como para tus lectores. Gracias por compartir, hay muchas cosas con las que nos podemos identificar. Espero poder leer el siguiente blog pronto. Te quiero amiga del alma. - Jaz

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  3. Gracias Jaz por tan bellas palabras. Espero verte pronto. Te quiero mucho y te llevo siempre en el corazón.

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  4. ...Este tipo de situaciones nos hacen ver que somos esa promesa de decirle al mundo que seguimos aquí de pie a pesar de las malas decisiones que las demás personas decidieron tomar... Me encanto!

    Excelente forma de detallar cada línea y creame que este blog ayudará a muchos a sanar sus corazones! Un abrazo Carmen

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